Me miras, te observo. Te sonrojas, me ruborizo. Me acaricias, me estremezco. Me besas, yo me dejo llevar. Te acercas a mí, me pego aún más a tu cuerpo. Me bebes, te saboreo. Entramos en una pelea, en la que dos amantes quieren dominarse. Esto no se trata de ganar. No es un pulso para demostrar quién quiere más. Terminamos descubriendo que el secreto estaba en querernos bien. En darnos placer mutuo. Era dejar el orgullo fuera de casa. Sacudir los malos pensamientos en el felpudo que había en el portal. Entrar a casa con ganas de reír. Dejar atrás ese tira y afloja. Que el pasado, pasado está. Tenemos que aprender a que todo en la vida no irá siempre bien. Que no siempre tendremos lo que queremos. Pero sólo tú eres quien puede cambiar tu destino. Aunque muchos lo nieguen y no se den cuenta, disfruto. Disfruto cuando salgo a la calle con él. Me gusta provocarle. Me mira como un león enjaulado, queriendo arrancar los vaqueros que llevo puestos y que marcan mis caderas. No so...